Aluba Rojas Mogollón

Aluba, un ejemplo de superación y perseverancia

Su nombre es Aluba Rojas Mogollón, tiene 18 años y vive en la Cooperativa Sergio Toral, en el noroeste de la ciudad de Guayaquil. Para llegar a su hogar hay que atravesar un largo camino de tierra, con lomas empedradas y lodosas en época de invierno; hay que saber llegar y Aluba conoce cómo hacerlo. Vive a ocho cuadras de la calle principal, trayecto que debe recorrerlo a pie porque no hay colectivos hasta la avenida. Después de las 10 pm tampoco encuentra buses para el centro de la ciudad.

Hace cuatro años vive en ese sector,  con necesidades eminentes y situaciones precarias, pero donde habita esta joven valiente, bondadosa y perseverante, con muchas ganas de superación.

La humildad es una característica que la describe, tiene sus pies bien puestos sobre la tierra, sabe de donde es y a dónde quiere llegar. Aluba es la segunda hija de siete hermanos, vive en la casa con cinco de ellos y con sus padres. Desde el 2017, la joven se hizo acreedora de nuestra beca de estudios universitarios gracias a sus méritos académicos y perfil de acción social.

Sus ojos reflejan luz, esa luz de esperanza de alguien que tiene sus metas bien claras. Estudia Gestión Empresarial en el Tecnológico Espíritu Santo (TES), y tiene como plan obtener posteriormente su licenciatura. Considera que es el ejemplo a seguir para sus hermanos.


“Siempre dije: ‘yo quiero seguir estudiando cueste lo que cueste, quiero esforzarme, sé que puedo hacerlo’, esa es mi meta. Gracias a la FLOM tengo ahora esta oportunidad de estudio. Quiero que mis hermanos también puedan conseguirlo, quiero que piensen que con esfuerzo todo lo pueden lograr”.


“Ubita”, como cariñosamente le dicen sus hermanos, aprovecha sus momentos libres para jugar con ellos, asegura que vuelve a ser la niña que se alegra por las cosas sencillas. La mayor parte de su tiempo lo ocupa estudiando y haciendo sus tareas universitarias, pero no descuida las tareas del hogar. Ayuda a su madre a preparar los alimentos, arreglar la cama, tender la ropa, y dar de comer a los animales que tiene como mascotas. También asiste a la iglesia, ubicada a dos cuadras de su casa, su hermano mayor, su confidente, es su acompañante.


Recuerda el día cuando recibió la noticia de queganó la Beca, fue un momento emotivo para ella y su madre. Aluba se dijo a sí misma “esta es mi oportunidad y la tengo que aprovechar”. Desde entonces ha asumido la beca como un compromiso consigo misma, con su familia, con la FLOM y con la sociedad, que esperaseauna profesionalexitosa y solidaria.

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